ROSTRO
Hoy
reconozco aquel rostro infantil
lleno
de ingenuidad
que
iba cada mañana al instituto
para
aprender palabras con las que describirse,
aquellos
ojos llenos de ilusión
que
precisaban de otros ojos para quererse.
Hoy
puedo comprender
la
ansiedad de aquel niño
que
leía en los libros las vidas de otros hombres
para
poder amar la voz de los humildes,
las
palabras tatuadas
en
la piel oculta del corazón
que
son huellas de las caricias
en
la voz del poema.
Hoy
puedo describir el rostro que se muestra
cuando
discrepo a solas
con
las imposiciones de la vida
y
reconozco
a
alguien que tal vez pueda disolver
las
rocas del dolor
en
la luz metafísica del agua.
Hoy
siento que ya puedo
mirar
al mar trenzando entre las olas
los
pliegues de la herida
y
convertir su retrato
en
experiencia llena de esperanza
para
quienes presientan la verdad
muy
cerca de sus ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario