EL
DILEMA DE OVIDIO
El
viejo Ovidio mira hacia el papel
con
la inquietud morando en su cabeza
como
una musa airada.
Duda
sobre si debe escribir lo que gusta,
lo
políticamente más correcto,
o
dejarse llevar por los estigmas
de
sus ideas transgresoras.
Intenta
concentrar sus percepciones
en
lo que siente muy adentro,
en
lo oculto de su alma.
Un
tornado de temas agridulces
le
exaspera la mente,
algo
que lo arrebata, que hurga en su interior
buscando
una túnica de palabras
para
salir del ostracismo
y
pasear a la vista de todos.
El poema se mece con pudor
en
la sustancia gris de su conciencia,
lo
mueve la necesidad de ser
para
no sucumbir en la nada profunda
de
lo que no se dice.
La
amargura de su destierro
va
llenando de versos el papel.
Cuando
la pluma cesa de rasgarle el alma,
contempla
sonrojado
unas
esquirlas de su propia carne
que
poseen la forma creativa
a
la que no podía renunciar
por
nada de este mundo, ni del otro:
la
metáfora de sí mismo.
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Mariano Valverde Ruiz (c)
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