viernes, 16 de junio de 2017

CANCIÓN EN LA QUINTA



CANCIÓN EN LA QUINTA

Esta canción es para ti. Nace en una noche olvidada de los años ochenta cuando el rumor de la Movida ya se estaba apagando y se hace letra junto a los muros de La Quinta. Tú le pones nombre a su banda sonora. Es el sonido del mundo que conocemos interpretado con las notas que emergen de una antigua melodía: la de los latidos que deja el corazón cuando siente el paso impetuoso del tiempo.
No importa quien la canta. Igual que la magia inexplicable de las emociones, su tono parece llegar desde las inmensidades de un gran desierto, o desde los glaciares del Ártico, o desde las montañas alpinas, o quizá, desde las recónditas selvas tropicales. Llega con el aire perfumado de pétalos de amapolas y doradas espigas. Se adentra en los sentidos con el orgullo del agua, el tacto de la nieve o la imagen de una aurora boreal. Desde el interior de la garganta sube con una escalera de armónicos sentimientos hacia el valle donde la luz es naturaleza que viste los campos de Lorca. Y se deja acariciar por el aire como una mota de polvo que ahora es vida.
Esta canción es para ti. Suena como la brisa que mece los árboles junto a la Plaza de Calderón y peina las hojas que caen al agua de la fuente de Colón. Vibra como la espuma que baja por el arroyo imaginario del Guadalentín mientras las arenas de su cauce escuchan su mensaje. Es relieve frente a la costa de Calnegre, una bruma blanca que acuna al sol tras la sierra de Tercia, cascada de suaves ocres bajo la cumbre de la torre Alfonsina, o ramas de un árbol milenario que envía el tiempo a darte sombra.
No creas que no lo sé. Igual que tú, yo también tiemblo con la luz del paisaje, con el color de las nubes, con los reflejos del sol, con la música de los besos, con la profundidad del universo. Igual que tú, yo también tengo miedo de que todo acabe, de que no haya tiempo que compense las palabras que no se han dicho, los gestos que no se han interpretado con acierto, los silencios que claman con gritos ensordecedores que se nos escapa la vida sin que pueda remediarse. 
Sí, esta canción es para ti, ahora, cuando las ruinas acampan por el paisaje de La Quinta donde nuestras manos compusieron los sonidos del éxtasis. Ahora, cuando cuesta decir el argumento que el amor teje en las venas, cuando quizá estés muy lejos aunque la rutina te tenga cerca. Ahora, aunque camines a miles de días de aquellos momentos que te ruborizaban. Ahora, que tal vez sigas volando en un globo de fantasía sobre las latitudes del océano de los años. Ahora, que quizá sigas soñando con alcanzar la cima del mundo o construyas tu choza en el interior de una selva desconocida, o seas una piedra al borde del sendero que conduce a tu felicidad, o, simplemente, una nota de piano que trisca el aire para hacerse un hueco y morar cerca del corazón.
No me preguntes por qué. Escucha su melodía y hazla tuya. Habla de todo lo que tiene sentido, de la dicha y la renuncia, del dolor y la esperanza, de las horas compartidas, del misterio de los silencios, de las encrucijadas del corazón, del sin sabor de la incomprensión, de la fatiga en la mirada, de las estrellas en los ojos, de cuanto es vida… Y crece hacia el interior, aunque la melodía se escuche entre las paredes de los edificios, al borde de las aceras, junto a los semáforos, entre las plantas de las Alamedas…  No preguntes por qué debes saborear ahora esta canción si siempre la has sentido aunque no hayas escuchado la música que interpreta o comprendido la dimensión del significado de su letra. Todo lo que nace se transforma para seguir siendo aquello que fue tan solo una mirada. O un susurro tras la oreja cuando el volumen de la música alejaba las palabras de los labios. O una mano arriesgada en territorio inexplorado.
Esta canción es para ti. Notarás que su estribillo es diferente cada día, cada noche. No te sorprendas si puedes entenderlo, porque igual que la música, tú también cambias de registro, pero, a pesar de los años, permanecen en tu interior los acordes primordiales con los que te sentiste única.
Esta canción es para ti. Escúchala y déjate llevar, baila con sus notas, permite que tus manos toquen el cielo, que lleguen hasta la inmensidad del infinito, y que luego se dejen caer, exhaustas, sobre mi pecho.
Esta canción es para ti porque tú eres quien compone sus notas, y yo, tan solo, las escribo en el aire para que las recuerden las aves cada mañana junto al balcón de tu dormitorio.


RELATOS BREVES
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Mariano Valverde Ruiz ©

                
    



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