miércoles, 12 de abril de 2017

CANCIÓN ANTIGUA


CANCIÓN ANTIGUA

La noche era una brisa de albahaca
que caminaba tras sus pasos
con la historia perdida de Tartessos.
Ella buscaba el brillo de unos ojos
que habían deslumbrado
su instinto primigenio.
Su sombra era portal de los enigmas,
una luna cubierta por dunas plateadas
iluminaba sus cabellos
y toda la ansiedad de su pasión.
Su bondadosa luz permitía a los grillos
idear las traiciones al silencio
con que saboteaban al verano:
componían un coro de estridularios retos
a la mística melancólica
que decoraba el aire
y las espigas verdes del misterio.
Su interior deseaba encontrar el enigma
que alteró el equilibrio de su pulso.
Un clavel de jazmín señaló su destino
detrás de la vaguada. No quiso ni mirar
en el talud de la hierba
para no deshacer la magia
de aquel instante único.
Al otro lado del jazmín,
los ojos codiciosos del amor
aguardaban su cuerpo
para tejer el aire con caricias,
silenciar a los grillos,
construir el universo y ponerle su nombre.


(OTRA REALIDAD)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)

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