C. E. I. P. San Cristóbal, 27 de
noviembre de 2016
Los maestros enseñamos que la identidad
de una persona se forja en su infancia, la única patria posible, a la que
regresamos a lo largo de la vida para ser conscientes de que estamos vivos.
Pero antes que maestros, hemos sido niños, y por eso sabemos que la búsqueda de
la felicidad es nuestro mayor reto, que el esfuerzo es necesario para conseguir
cualquier objetivo, y que el conocimiento nos convierte en cómplices del
desarrollo de los valores humanos.
Al conducir la formación de nuestros
alumnos entregamos todo lo que somos, estamos sembrando en territorios, a veces
desconocidos, con la esperanza de que los frutos que otros recogerán, nos hagan
sentir que ha valido la pena vivir nuestra vocación con generosidad. Siempre
con nuestra mejor disposición, intentamos que cada uno ponga de relieve lo
mejor de sí, construya su futuro y nuestra sociedad.
Nunca estaremos seguros de haber
acertado en nuestra tarea, pero tal vez nos sintamos colmados con un gesto positivo,
una mirada atenta, una palabra inteligente… Y cuando el silencio dibuje de
respeto los recuerdos de lo aprendido, cuando solo seamos una página en la
historia de los abuelos que rememoren su infancia en el colegio San Cristóbal,
quizá entonces, alguien escriba con la tinta imborrable del cariño: gracias
maestros.
Mientras tanto, cada día, seguiremos
ayudando a que cada niño encuentre su camino y mire hacia el futuro con
esperanza.
Fragmento del diario de un maestro.
Mariano Valverde Ruiz
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