miércoles, 30 de septiembre de 2015

EL ZUMO DE LAS ESTRELLAS



Queda esparcido desde el universo
el zumo vertical de las estrellas,
desciende mansamente hasta ti
y adherido a tu piel brilla su jugo.

El viento de la luna se acicala
para ser abanico de colores
sobre los alminares de cereza 
que presentas desnudos y confiados
a la mirada cómplice del cielo.

Ya colgada de un hilo de fulgor,
la silueta del día toma forma.

Detengo mis impulsos en la mente.
Luego pienso y contigo reacciono
considerando luz estremecida
lo que ofreces y me hundo sin reservas
entre las fibras dulces de tu piel.

No hay opción, interpreto mis gemidos
como un intermitente poemario.
Rapsoda ocasional de tu figura
quedo preso en la carne de tu vientre.


(El deseo o la luz. Ed. Universidad de Murcia.)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)



viernes, 25 de septiembre de 2015

RUTA DEL ARGAR. ETAPA 2. ZARCILLA DE RAMOS-LA ENCARNACIÓN






RUTA DEL ARGAR (ETAPA 2)
Zarcilla de Ramos-La Encarnación


El sol ha salido sobre las tierras altas de Lorca y trae un tono peregrino al paisaje. El viajero sabe que el camino le espera y se prepara para realizar la segunda etapa de la Ruta del Argar, una senda que forma parte del camino Lorca-Santiago de Compostela. Levanta los ojos y ve cómo queda atrás el pueblo del tío Ginés El correos, un personaje entrañable de Zarcilla de Ramos que a mediados del siglo pasado creó la línea de autobuses de las diputaciones altas. El viajero se ajusta la ropa al cuerpo, coloca una gorra sobre su cabeza y echa a caminar, tiene delante una jornada que le llevará hasta La Encarnación.
A los pocos kilómetros encuentra un caserío, el Rincón de los Carranzas. El camino, que sigue por las diputaciones lorquinas, le lleva a las casas de Don Gonzalo, una finca que en su origen fue el mayorazgo de Don Gonzalo Musso Muñoz, más tarde del Marqués de la Hermida y después del Marqués del Bosh de Arés. El viajero contempla el colorido de los campos, los ocres terrosos y los verdes vitales que lo decoran y le van llevando al otro lado de la carretera.
El viajero continúa por los senderos que conducen a Doña Inés, otra diputación lorquina, vinculada a la historia de Coy. Reposa, bebe agua y percibe en el aire el aroma de unas costillas de cerdo adobadas en vinagre, orégano, pimentón y aceite. Con el hambre adormilada, sigue su camino hasta vislumbrar el término municipal de Caravaca de la Cruz y respira satisfecho porque ya ve cerca el destino final de la jornada.
El cansancio del día va haciendo mella en el ánimo cuando se acerca a La Encarnación, allí tendrá parada y fonda para recuperar fuerzas. El viajero contempla el horizonte mientras recuerda que ha oído hablar de El Estrecho de la Encarnación. Le han contado que es un lugar cargado de historia. La Cueva Negra, la Placica de Armas, Los Villares, las canteras romanas y la ermita de La Encarnación, son lugares que no hay que perderse. En la zona hay restos del paso de neandertales, íberos, romanos y árabes. La flora y la fauna tienen una vitalidad que es alimentada por las aguas del río Quípar. Y la belleza de las construcciones geológicas es admirable.
Mientras descansa, el viajero se deja atrapar por verdes azulados, ocres anaranjados, tierras tostadas, y una variada paleta de colores relajantes. También deja que sus ojos caminen junto a una hormiga que arrastra una hoja. El rumor del río Quípar le hace pensar en la siguiente etapa, en la luz mediterránea, en el encuentro con la tierra y con él mismo. Y tal vez con los recuerdos que le hicieron pensar que haciendo camino se aprende a caminar.

RELATOS BREVES
Todos los derechos reservados.
Mariano Valverde Ruiz ©


      

miércoles, 23 de septiembre de 2015

FORMAS DE AMARTE




El viento, penetrando 
a través del tejido del dosel,
acaricia con mimo tus sentidos,
deja marcas perdidas en tu piel
como lo hacían los grumos de arena
en la playa. Florecen las magnolias
del aire en tu pecho.
Es una brisa dulce y vegetal
que humedece tus labios
y deja tu sonrisa decorada
con el perfume limpio de las olas.

La costumbre de amarte
cada uno a su manera.


(El deseo o la luz. Ed. Universidad de Murcia)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)

viernes, 18 de septiembre de 2015

DIME



¿Dime amor qué imaginas
cuando tienes los ojos entornados?
Cuéntamelo, no dejes que el olvido
interprete el papel de gánster ruin
y desvela si estoy yo en la escena.

Tal vez ya sea tarde para hablar,
o quizá aún no. No temas
al vil y negro viento del destierro
y a la incomprensión, háblame despacio
mientras la voz del alma te susurre.
Vivimos, corazón, junto a palabras
que pugnan por unirnos
y no existe distancia más atroz
que la de ese silencio provocado.

Cuéntame amor que guardas aún muy dentro
de nuestro diccionario
todos los besos que te di.


(El deseo o la luz. Ed. Universidad de Murcia.)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)  

lunes, 14 de septiembre de 2015

UN CUENTO EN CAFÉ STEVIA




UN CUENTO EN CAFÉ STEVIA

La tarde que lo vio en el escaparate de la librería Da Vinci, no intuyó que aquel segundo separaría su vida en dos mundos diferentes. Sus ojos regresaban de las nubes que anunciaban un gris amenazante por encima de la Fortaleza del Sol y se posaron en el expositor por curiosidad, para ojear los títulos de las novedades del mes. Era viernes, las noticias la habían puesto sobre aviso de que se acercaba un fin de semana muy frío y pensó que sería ideal para dejarse llevar por las páginas liberadoras de una historia que la alejase de su realidad. Y sin embargo…
Ese fin de semana, las horas fueron pasando al ritmo de los capítulos. Fue de sorpresa en sorpresa. De emoción en emoción. Le estaban hablando a ella, directamente al rincón inconfesable de su alma, al único sitio que era suyo, su refugio, su atalaya… Descubrió el tacto de la piel que había dejado huellas de vida en cada palabra. Le vio con claridad. Y tuvo miedo. Un miedo que se convirtió en angustia al darse cuenta de la terrible hipocresía en que habían transcurrido sus años. Lo que siempre creyó que era amor había sido comodidad, lo que pensó eran encuentros y confianza tan sólo eran un desahogo para seguir caminando. ¿Dónde estaba su verdadera forma de ser? ¿En qué se había convertido? Aquellas palabras la sacudían, la desorientaban, la confundían, y sin embargo, tenían la fuerza necesaria para romper su coraza y dejar aflorar las lágrimas como una escarcha de sentimientos que la dejaba expuesta, permeable, indefensa…
Ya casi al final del libro, recordó algunas palabras que la habían atado a la rutina y condenado a no crecer. Alzó los ojos al frente y los perdió en la distancia. Luego siguió leyendo y las palabras fueron penetrando en su alma como azuladas olas que mansamente construyeron una playa en la que dejar reposar su cuerpo desnudo. En el último párrafo supo que las palabras del final estaban escritas en la pared del Café Stevia, y que, como en un buen cuento, se las lleva el viento mientras su esencia es fortaleza en el aire.
Alguien que había puesto su vida en palabras había conseguido enamorarla sin haberla tocado. Era un ser que había salido desnudo a la calle, exponiéndose a los elementos, sin preocuparse de que otros pudiesen justificar sus propios errores achacándoselos a los demás, y estar entre ellos. Alguien sincero, que era lo que ella más valoraba. Y ahora, en el interior de la cafetería Stevia, con los ojos elevándose otra vez hacia las nubes por la escalera ondulada que sale de la taza, dispuesta a cambiar su rumbo, ve cómo las palabras de su vida pasada se las lleva el viento del olvido tras el café del lunes por la mañana.

RELATOS BREVES
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz ©



               

domingo, 13 de septiembre de 2015

NO QUISISTE ESCUCHAR



Y tú, que no quisiste escuchar nada,
hoy intentas hablarme. Dices mientras
callo que ya conoces la sombra del almendro,
el sonido del agua dormida en la fontana
y el color de la luz
que viste, de esa paz fraterna, el cuerpo
de alamedas y parques.
Me cuentas que las hojas del olivo
respiran la ternura de quien las acaricia,
que de mis manos: piel, huesos y venas,
no son tan importantes como el escalofrío
que notas cuando no las tienes cerca.
Y lloras, yo sé cómo lloras cuando
acercas tu secreto a mi silencio.
Y tú, que no quisiste escuchar nada,
hoy ya proclamas tristemente todo
cuanto es luz. La verdad posee los ojos
separados por noches de misterio.
Qué bien se sabe, amor, lo que se calla.



(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio.)
Todos los derechos reservados.
Mariano Valverde Ruiz (c)

viernes, 4 de septiembre de 2015

EL DISCURSO DE LA SOMBRA



Cuando se borra el tacto de tus labios
caigo en derrumbaderos de palabras
que tienen dimensión de hombre perdido.
Sin quererlo, renace así la trama
urdida por la espuma melancólica
de todas las veladas sin consuelo.
Me recluyo en abismos y cavernas
que sólo habitan múltiples versiones 
de la sombra. Un aire triste inunda
mis pulmones de lluvias que suplantan 
la negritud del llanto contenido.
Escucho los discursos
de la voz que derrota
todo atisbo de luz. Su tono crece
como muro insalvable junto a mí.
Tan sólo podrán tus besos callarlo.


(El fuego del instinto. Ed. Vitruvio.)
Todos los derechos reservados
Mariano Valverde Ruiz (c)


    

miércoles, 2 de septiembre de 2015

MENSAJE EN UNA BOTELLA DESDE COPENHAGUE



MENSAJE EN UNA BOTELLA DESDE COPENHAGUE

Ha escrito varias veces sobre la arena la palabra que más desea. Las olas se la han llevado y no ha quedado ni el recuerdo de su presencia. Ahora decide escribir su mensaje en el cartón del paquete de cigarrillos que ha terminado mientras miraba el horizonte del mar. Ha creído ver, a lo lejos, tras la última frontera, lo que tanto anhela.
En los últimos días ha leído La metamorfosis de Kafka. Tal vez sea posible el milagro. No soporta más la presión que sufre. Está en el momento más crítico de su vida. Quiere intentarlo de nuevo, comenzar un nuevo camino, ir hacia el final del destino sin ninguna digresión. Ella sólo desea descansar de lo que le asfixia, salir de la rutina, iluminar su vida con el toque delicado de una nueva versión de su personalidad… Ser feliz.
Apenas le quedan esperanzas pero se decide a actuar. Escribe con letras verdes su mensaje y lo coloca en el interior de la botella de refresco que ha bebido mientras meditaba. Intenta levantarse y se sorprende de no poder elevar su cuerpo. Vuelve su mirada hacia las piernas y horrorizada observa que se han convertido en una gran cola de pez. El resto de su cuerpo no ha cambiado, pero su mente… Ahora desea echarse al agua. Se apoya en los brazos, levanta de nuevo los ojos hacia el mar, ve un firmamento de aventura y de pasión. Se desliza sobre el suelo hasta que toca el agua del océano. Se siente diferente, nueva, con otro espíritu y otra naturaleza. Lanza la botella al agua y la ve alejarse con la corriente. No conoce cuál será su destino, ni qué manos la recogerán, ni que ojos leerán su contenido, ni si entenderán el mensaje.
De nuevo reflexiona sobre toda su vida hasta ese momento. No ha sido ella misma. Ha sido el resultado de las circunstancias y el deseo de los que la rodearon. Y así se fue hundiendo en ella misma, en un naufragio de soledad interior. Mira hacia el cielo y ve el color gris de las nubes que avisan de tormenta en alta mar. Un nuevo impulso, ingrávido y desconocido, la obliga a lanzarse al agua y nadar, adentrarse en el océano para buscar un marinero al que pueda salvar del naufragio de su vida. No esperará la respuesta a su mensaje.

RELATOS BREVES
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Mariano Valverde Ruiz ©